Ella es Ana Felisa, es de descendencia Guane y su edad no la se, no solamente por que me ha dado vergüenza preguntarle las veces que he ido a visitarla, si no también por que me ha sido imposible descifrar su edad, pues su rostro curtido por el sol y por el clima árido de esta región de Santander, oculta ya sus años. Algo común en aquellas personas que han trabajado toda su vida en la intemperie, al cielo abierto.
Ella es heredera de un conocimiento, de una tradición prehispánica; los “tejos”, que se ha escondido con el paso del tiempo y que se está perdiendo, como muchas otras formas mas de expresiones culturales y de conocimiento ancestral. Y que son los “tejos”? Son tiestos de cocina, unas son ondas como las ollas y otras tienen su superficies planas para cocinar y son hechos de greda y de roca pulverizada a mano con ayuda de otro tipo de roca, que luego se queman al aire libre con leña no muy gruesa, mas bien chamizos delgados, un proceso que se podría comparar o que busca el mismo resultado, que la cocción de la arcilla en un horno.
Con estos tiestos de cocina, servimos algunos de nuestras preparaciones y lo hacemos para recordar, por que para nosotros la cocina que hacemos, no solo se encuentra en un recetario, también esta en nuestra historia, en nuestro territorio y en nuestra gente, que es ella la que hace la historia y la que ocupa el territorio.
Tomás F. Rueda